miércoles, enero 07, 2004

¿Por que son tan difíciles los cambios?

Distinguido Dominicano:

Hoy quiero compartir contigo algunos puntos acerca de las dificultades que se presentan cuando queremos implantar cambios. Dificultades que se triplican cuando los cambios propuestos son estructurales o cuando éstos amenazan el “orden establecido”.

En cualquier sistema, el “orden establecido” no es mas que una serie de normas, leyes, costumbres y hábitos que aseguran la estadía de los miembros en sus respectivas clases sociales.

Estos factores son propulsados, mantenidos y defendido por la clase en el poder, los cuales asegurándose de su permanencia, imponen también la permanencia de las demás clases sociales.

El rico será rico y el pobre siempre será pobre. (Con contadas excepciones para confirmar la regla.)

Entendiendo los factores que dificultan los cambios, o los factores que aseguran el mantenimiento del “orden establecido” estaremos en mejor posición para defender el bando al cual pertenecemos.

¿Por qué si la mayoría desea un cambio es tan difícil lograrlo?

Hay varios factores que influyen en el éxito o fracaso de cambios estructurales:

Comodidad con el orden establecido.

Los humanos somos por lo general entes que nos adaptamos con facilidad. Somos conformistas por naturaleza y nos aterra el enfrentamiento a lo desconocido. “Este gobierno es malo, pero por lo menos ya sabemos de donde cojea” son expresiones comunes en la gran mayoría de los dominicanos que se oponen al cambio, ¡aunque pertenezcan ellos a la clase explotada!

Hábitos a las acciones impuestas por el orden establecido.

Hábitos son acciones, son comportamientos realizados tan a menudo que se realizan automáticamente, sin pensar en el beneficio o en el perjuicio que éste comportamiento pueda significar para en bienestar individual o de la clase en general. Nuestro comportamiento ante los apagones es un ejemplo de lo que puede hacer el hábito en contra de la exigencia de cambios.

Falta de Responsabilidad, falta de Incentivo.

El proceso que nos guía hacia la COMODIDAD y hacia el HABITO provoca la perdida de responsabilidad de aquellos que, aun perteneciendo a la clase en desventaja, están encargados de mantener la calidad en los servicios públicos (educación, salud, trasporte, etc.)

Un servidor público irresponsable, rodeado por otros irresponsables, crean una subcultura que los estanca y los aleja del desarrollo tecnológico, convirtiéndose así, en los primeros que se opondrán a un cambio, especialmente, cuando el cambio es propulsado o exigido por los ciudadanos a quienes ellos están llamados a servir. (Miles de ejemplos en las oficinas públicas o dependencia del estado)

Falta de Conocimientos y Destrezas.

La falta de responsabilidad y la falta de incentivo personal crea una clase de individuos sin destrezas. Servidores que se ven rezagados, décadas, con relación al resto de la ciudadanía que no ha podido ser parte del sistema. Esta situación crea recelo por parte de los servidores públicos hacia la ciudadanía en general, recelo que se manifiesta de diferentes formas, incluyendo la negación del servicio a los ciudadanos.

Ante tal deterioro del servicio, el publico desarrolla una gigantesca apatía por los servidores públicos. Tal apatía los distancia, dificultando acuerdos a la hora de cambios.

Falta de Recursos.

Regularmente, los propulsores de cambios estructurales sufren de la falta de recursos que les permitan educar al pueblo sobre la necesidad y los beneficios de un cambio. Por otra parte, la clase en el poder usa los recursos del Estado para vender la idea de que la situación es satisfactoria y seguirá mejorando con el tiempo. No pierden un solo momento, he inclusive, dedican tiempo y personal al diseño de política publicitaria que tienen como objetivo, minimizar y desacreditar cualquier requerimiento de cambios hecho por parte de la población. (Leyendo los titulares de algunos periódicos aparenta que estamos en tiempos de bonanza económica.)

Evitar los Riesgos.

Sin clase media no hay cambios.

Unos de los mayores factores que se oponen a los cambios es la disposición de evitar los riesgos que existe entre los miembros de la clase media. La responsabilidad familiar, la esperanza de mejoría ofrecida por los grupos dominantes, y la creencia de que existe una oportunidad para él y su familia convierten a los miembros de esta clase y a algunos de la clase pobre, en miembros neutros. Reconocen su situación pero no se atreven a impulsar cambios por los riesgos que, según ellos, representaría reclamar públicamente cambios estructurales. Este grupo se unirá al reclamo de cambios, sólo cuando note que los cambios son inevitables.

Desconfianza e inseguridad

Una sociedad establecida y alimentada por los factores anteriores, es una sociedad que pierde la confianza y el respeto ante todo lo que le puede servir de puente hacia un futuro mejor. Con cada intento que fracase, con cada lucha traicionada, con cada promesa incumplida, la desconfianza y la inseguridad aumenta en los ciudadanos.

Esta desconfianza actúa a favor del “orden establecido”, pues sirve de alarma a los miembros de la clase en el poder y se opone a cualquier intento de cambio, dificultando el proceso de organización, de unión, sin el cual no es posible el cambio.

La población se convierte, no solo en la clase explotada, sino además, en guardián de los que los explotan, asegurándoles la estadía en el poder por mucho, mucho tiempo.

Este proceso de adaptación, de comodidad, de hábitos, de falta de recursos, de temor al riesgo, de desconfianza y de inseguridad termina creando ciudadanos que, a lo mas, emiten quejas, pero que se oponen a cualquier movimiento que promueva cambios.

Ciudadanos que dedican todo su tiempo a desacreditar a los que propone los cambios, facilitándole el trabajo a los verdaderos responsables de la miseria del pueblo.

¡Distinguido dominicano! Edúcate, hazte consciente de lo que te rodea y úsalo en favor de tu lucha. Lucha por un mejor porvenir para nuestra nación.



Dios, Patria y Educación.


Felipe Lora
El Loro Dominicano
Escrito Para
Los Nuevos Trinitarios
Comité Duarte
7 de enero del 2004