viernes, mayo 07, 2004

El Dao: Ultima carta de Hipólito

El Señor Hipólito Mejía necesitará cuadruplicar los ingresos del Estado para lograr cumplir con la mitad de las promesas ofrecidas al pueblo dominicano en su desesperada carrera por conseguir la reelección.

Claro, si es que éste, en forma milagrosa, recibe el apoyo del iluso dominicano que decida poner su confianza, una vez mas, en el más inepto e incapaz presidente que hemos tenido los dominicanos. O, si una de las opciones fraudulentas, en que deben estar pensando los beneficiados de tal mediocridad, da el fruto anhelado.

Es la primera vez, en la historia dominicana, que un presidente llega a la bajeza de ofrecer, públicamente, favores personales futuristas a cambio del voto.

10,000 ó 100,000 dominicanos que no dormirán pensando en la promesa “personal” de que recibirán algo si es que el actual destructor de la economía dominicana gana.

¿Cuántos no votaran por Hipólito?
¿Quiénes de los miles de dominicanos que recibieron esta “maravillosa” promesa no harán caso a la voz de la esperanza que lo invitará a caer en la trampa?

¡Esos dominicanos saben y creen que la única forma en que morirán siendo dueños de un solar, de una parcela, de una viviendo o de un motor es si Hipólito gana y cumple su promesa!

Es para mi una sorpresa desagradable, ver como personas que se siente acorralados entre su posición dentro del gobierno y la posibilidad de ir a la cárcel pueden diseñar este sofisticado tipo de fraude.

No solo prometen donar lo que no le pertenece, sino que además prometen lo que no existe. Tratan de mantenerse en el poder explotando e invadiendo la privacidad de los pobres dominicanos. Abusando del “talvez” y del “nadie sabe” que mantendrá despierto por muchas horas a los mas desposeídos de nuestra sociedad.

¿Que podemos hacer contra este tipo de fraude en el futuro?
Primero, eduquémonos nosotros mismos.
Segundo eduquemos a nuestros vecinos, familiares y amigo.
Tercero, eduquemos las futuras generaciones.

Mientras tanto suframos las consecuencias de la ignorancia y aprendamos de nuestros errores.

Felipe Lora
EL Loro Dominicano
Mayo 7 del 2004