jueves, enero 15, 2004

Ley de Lemas y Voto Preferencial

Dice Juan el de María
Que esto ya está del carajo,
Que no hay cuarto$ ni trabajo
Y que no ve mejoría.
Dice Ana con la cría
Sentada en su cintura,
Que no da ni pa’ asadura
Lo que se gana el marido,
Quien ya jarto y aburrido
Lanzó su candidatura.

“Pusimos las ilusiones
Esperando sin desmayo
Que pronto llegara Mayo,
Día de las elecciones.”
Sonaban como sermones
Los reclamos de Margot
A lo que le respondió
Antonio casi endiablado
“¡No se duerma de ese lado
que están tramando un boicot!”

“Hacer uso del poder
Dispuso el mandamás
Aunque sabe desde ya
Que eso no va a proceder.
El tiene que comprender
Que su medida es cretina;
Se trató en Argentina,
En Uruguay fracasó.”
El vecino le explicó
Limpiando su carabina.

Pero es nuestra indiferencia
Que crea las condiciones
Pa’ que manco y cimarrones
Lleguen a la presidencia.
Ley de Lemas y delincuencia
O el Voto Preferencial
son sólo el inicial
de lo que hemos ganado
por quedarnos bien sentados
En el momento crucial.

Pero podemos cambiar
Esta triste situación
Si combinamos la acción
Con el arte de quejar.
Comience a convidar
La familia a la unión,
Y al amigo a la acción;
Despierte a los dormidos.
Enfrentemos los “bandidos”
Defendamos la nación.

Se anima en estos momentos tan difíciles para la nación, o ¿le dejamos el problema a nuestros hijos?

Felipe Lora
El Loro Dominicano
15 de Enero del 2004

martes, enero 13, 2004

Dominicanos: Quejas e inactividad

Soy fiel visitador, en la Internet, de los foros que tratan el quehacer dominicano.

Dedico una gran cantidad de tiempo leyendo los comentarios y las inquietudes de los dominicanos, pues estos reflejan, indirectamente, la posición de la clase media (El que tiene computador y esta conectado a la Internet pertenece, definitivamente, a la clase media dominicana o a lo que queda de ella.) En esos foros las quejas llueven por doquier.

También estoy al tanto de los comentarios que se hacen en las esquinas de los barrios, especialmente en las esquinas de Bella Vista, en Santiago, donde me hice hombre. Tres de cada cuatro comentarios son quejas.

Las quejas, las maldiciones, las palabrotas, e inclusive el léxico usado en ambos lugares no tiene diferencia alguna. Somos dominicanos y sabemos quejarnos.

En los medios de comunicación es lo mismo. Casi todas las opiniones y las noticias del día son una especie de queja , auque con diferente lenguaje.

Nos hemos convertido en una nación de quejosos.

Todos, desde el más pobre hasta el más rico, desde el más educado hasta el analfabeto, desde el comprador hasta el vendedor. Todos sabemos quejarnos y lo hacemos a boca llena.

Quejarse es un derecho protegido por nuestra constitución. Si usted es dominicano, usted tiene derecho a quejarse.

Nos quejamos del frió y del calor, del de arriba y del de abajo, de lo caro y de lo barato, de la abundancia y de la escasez, de los precios de los alimentos y de los apagones, de los hoyos en las calles y del volumen de la música.

Nos quejamos de los políticos y de los partidos, de la junta electoral y de las elecciones. Además, nos quejamos de nuestra suerte y de nuestro trabajo, de la esposa y de los hijos. Nos quejamos hasta de las quejas.

Sin lugar a dudas, estamos entre los mejores en el arte de las quejas, y eso, amigo dominicano, está protegido por nuestra constitución.

Quejarnos es nuestro derecho.

El problema es que nos hemos concentrado en las quejas y hemos descuidado las acciones.
Me pregunto ¿es que nos quejamos con la esperanza de que otros nos resuelvan el problema?

Las quejas son efectivas y tienen su valor sólo si son seguida, ante la negligencia del infractor, por la acción.
Hemos abusado tanto de las quejas, sin apoyarlas con las correspondientes acciones, que hemos logrado que los responsables de los problemas que nos afectan, ya no nos oigan.

¿Cuándo pasaremos de las quejas a la acción?
Si estábamos esperando la ocasión perfecta para actuar ya la tenemos. Solo mire a su alrededor y se dará cuenta de que la hora de acción ha llegado.

¿Me entienden?

Felipe Lora
El Loro Dominicano
13 de Enero del 2004

miércoles, enero 07, 2004

¿Por que son tan difíciles los cambios?

Distinguido Dominicano:

Hoy quiero compartir contigo algunos puntos acerca de las dificultades que se presentan cuando queremos implantar cambios. Dificultades que se triplican cuando los cambios propuestos son estructurales o cuando éstos amenazan el “orden establecido”.

En cualquier sistema, el “orden establecido” no es mas que una serie de normas, leyes, costumbres y hábitos que aseguran la estadía de los miembros en sus respectivas clases sociales.

Estos factores son propulsados, mantenidos y defendido por la clase en el poder, los cuales asegurándose de su permanencia, imponen también la permanencia de las demás clases sociales.

El rico será rico y el pobre siempre será pobre. (Con contadas excepciones para confirmar la regla.)

Entendiendo los factores que dificultan los cambios, o los factores que aseguran el mantenimiento del “orden establecido” estaremos en mejor posición para defender el bando al cual pertenecemos.

¿Por qué si la mayoría desea un cambio es tan difícil lograrlo?

Hay varios factores que influyen en el éxito o fracaso de cambios estructurales:

Comodidad con el orden establecido.

Los humanos somos por lo general entes que nos adaptamos con facilidad. Somos conformistas por naturaleza y nos aterra el enfrentamiento a lo desconocido. “Este gobierno es malo, pero por lo menos ya sabemos de donde cojea” son expresiones comunes en la gran mayoría de los dominicanos que se oponen al cambio, ¡aunque pertenezcan ellos a la clase explotada!

Hábitos a las acciones impuestas por el orden establecido.

Hábitos son acciones, son comportamientos realizados tan a menudo que se realizan automáticamente, sin pensar en el beneficio o en el perjuicio que éste comportamiento pueda significar para en bienestar individual o de la clase en general. Nuestro comportamiento ante los apagones es un ejemplo de lo que puede hacer el hábito en contra de la exigencia de cambios.

Falta de Responsabilidad, falta de Incentivo.

El proceso que nos guía hacia la COMODIDAD y hacia el HABITO provoca la perdida de responsabilidad de aquellos que, aun perteneciendo a la clase en desventaja, están encargados de mantener la calidad en los servicios públicos (educación, salud, trasporte, etc.)

Un servidor público irresponsable, rodeado por otros irresponsables, crean una subcultura que los estanca y los aleja del desarrollo tecnológico, convirtiéndose así, en los primeros que se opondrán a un cambio, especialmente, cuando el cambio es propulsado o exigido por los ciudadanos a quienes ellos están llamados a servir. (Miles de ejemplos en las oficinas públicas o dependencia del estado)

Falta de Conocimientos y Destrezas.

La falta de responsabilidad y la falta de incentivo personal crea una clase de individuos sin destrezas. Servidores que se ven rezagados, décadas, con relación al resto de la ciudadanía que no ha podido ser parte del sistema. Esta situación crea recelo por parte de los servidores públicos hacia la ciudadanía en general, recelo que se manifiesta de diferentes formas, incluyendo la negación del servicio a los ciudadanos.

Ante tal deterioro del servicio, el publico desarrolla una gigantesca apatía por los servidores públicos. Tal apatía los distancia, dificultando acuerdos a la hora de cambios.

Falta de Recursos.

Regularmente, los propulsores de cambios estructurales sufren de la falta de recursos que les permitan educar al pueblo sobre la necesidad y los beneficios de un cambio. Por otra parte, la clase en el poder usa los recursos del Estado para vender la idea de que la situación es satisfactoria y seguirá mejorando con el tiempo. No pierden un solo momento, he inclusive, dedican tiempo y personal al diseño de política publicitaria que tienen como objetivo, minimizar y desacreditar cualquier requerimiento de cambios hecho por parte de la población. (Leyendo los titulares de algunos periódicos aparenta que estamos en tiempos de bonanza económica.)

Evitar los Riesgos.

Sin clase media no hay cambios.

Unos de los mayores factores que se oponen a los cambios es la disposición de evitar los riesgos que existe entre los miembros de la clase media. La responsabilidad familiar, la esperanza de mejoría ofrecida por los grupos dominantes, y la creencia de que existe una oportunidad para él y su familia convierten a los miembros de esta clase y a algunos de la clase pobre, en miembros neutros. Reconocen su situación pero no se atreven a impulsar cambios por los riesgos que, según ellos, representaría reclamar públicamente cambios estructurales. Este grupo se unirá al reclamo de cambios, sólo cuando note que los cambios son inevitables.

Desconfianza e inseguridad

Una sociedad establecida y alimentada por los factores anteriores, es una sociedad que pierde la confianza y el respeto ante todo lo que le puede servir de puente hacia un futuro mejor. Con cada intento que fracase, con cada lucha traicionada, con cada promesa incumplida, la desconfianza y la inseguridad aumenta en los ciudadanos.

Esta desconfianza actúa a favor del “orden establecido”, pues sirve de alarma a los miembros de la clase en el poder y se opone a cualquier intento de cambio, dificultando el proceso de organización, de unión, sin el cual no es posible el cambio.

La población se convierte, no solo en la clase explotada, sino además, en guardián de los que los explotan, asegurándoles la estadía en el poder por mucho, mucho tiempo.

Este proceso de adaptación, de comodidad, de hábitos, de falta de recursos, de temor al riesgo, de desconfianza y de inseguridad termina creando ciudadanos que, a lo mas, emiten quejas, pero que se oponen a cualquier movimiento que promueva cambios.

Ciudadanos que dedican todo su tiempo a desacreditar a los que propone los cambios, facilitándole el trabajo a los verdaderos responsables de la miseria del pueblo.

¡Distinguido dominicano! Edúcate, hazte consciente de lo que te rodea y úsalo en favor de tu lucha. Lucha por un mejor porvenir para nuestra nación.



Dios, Patria y Educación.


Felipe Lora
El Loro Dominicano
Escrito Para
Los Nuevos Trinitarios
Comité Duarte
7 de enero del 2004